Edad: 28
Profesión: Traductora
Nivel de estudios: Licenciatura
Lugar de nacimiento: Madrid
País de residencia: Irlanda
¿Cómo surge la idea de marcharse fuera de España?
Mi caso tal vez sea distinto en este aspecto al de muchos expatriados, ya que yo me marché aun teniendo trabajo en España… Decidí hacerlo porque las perspectivas laborales que existen en mi sector (traducción y localización) en el extranjero, y concretamente en Irlanda, son bastante mejores que en España. Claro que la idea de vivir en otro país y sumergirme en otra cultura también tuvo que ver.
¿Trabajaba en el momento de tomar la decisión de marcharse?
Sí, a media jornada en una agencia de traducciones, y hacía alguna traducción que otra como autónoma.
¿Le costaba encontrar trabajo “de lo suyo” en España? ¿Eran buenas las condiciones económicas?
El principal problema no era encontrar trabajo (aunque me consta que hay mucha más demanda que oferta, y sé de muchos compañeros que optaron por encauzar su futuro hacia otras profesiones), sino trabajo “de calidad”, es decir; con perspectivas de desarrollo, en una empresa sólida con una filosofía innovadora, donde se valore al trabajador y se le remunere decentemente. Esto era prácticamente una utopía.
¿Cómo está siendo la experiencia de vivir y trabajar fuera?
En general, positiva. Hay muchas cosas que echo de menos, como el cielo luminoso y despejado, que la ropa se seque sola (la secadora se come la ropa), las cafeterías abiertas toda la tarde… Pero me compensa porque trabajo “de lo mío” y con unas condiciones laborales bastante decentes, no sólo en términos salariales sino también en lo tocante a la satisfacción profesional. La cultura empresarial es muy distinta a la de España y creo que tenemos mucho que aprender sobre eso.
¿Considera que las condiciones, tanto laborales como sociales, son mejores en su actual lugar de residencia?
Las laborales sí, sin duda. En cuanto las sociales, no lo creo. En Irlanda queda muchísimo por hacer en este sentido, por un lado, debido a la influencia del neoliberalismo que acecha desde el otro lado del charco y, por otro, no hay que olvidar que Irlanda era prácticamente el tercer mundo hasta hace unos años y arrastra problemas de fondo bastante serios. Ahora, el estar rescatados tampoco ayuda…
¿Echa de menos España? Si las cosas estuvieran mejor ¿se plantearía volver?
Sí que la echo de menos. Y el sentimiento de nostalgia se acrecienta según van pasando los años. Claro que me gustaría regresar, pero no a cualquier precio. Es decir; volver a casa de mis padres y al mileurismo sería un paso atrás. Y no quiero eso. Al menos, no de momento.
Cuánto de culpa cree que tiene España, sus políticos, gobernantes e instituciones de su marcha.
Sinceramente (y me lloverá algún que otro tomate con lo que voy a decir), creo que la culpa es un poco de todos. De los políticos, por su mala gestión del país e interés nulo en tomar medidas efectivas (por ejemplo, cuando se avecinaba la crisis), de la clase empresarial por su afán de dinero rápido y fácil y su falta de visión, apostándolo todo al ladrillo sin apenas innovar ni diversificar en otros ámbitos. Y también es culpa del españolito de a pie por contribuir a todo el tinglado de la especulación inmobiliaria y al endeudamiento como forma de vida aceptable. Ahora bien, la clase política y económica, que es la que se supone tiene poder para atajar estos desmanes, no ha hecho nada por evitar que el barco se fuera a pique. Probablemente porque no interesa. Y así nos va.
¿Se considera inmigrante? ¿Cómo lo valora?
Sí, me considero inmigrante. Pese a que Irlanda me ha dado muchas alegrías y oportunidades y se puede decir que vivo bien, yo no me siento “de aquí”. Mis raíces no están aquí (y de ahí el deseo de volver en un futuro). Yo era de las que creían que por ahí ataban a los perros con longanizas… y al final he acabado un poco con síndrome de Unamuno
¿Vive con cierta frustración la actual situación? ¿Impotencia de luchar contra gigantes inalcanzables?
Claro. El hecho de que haya emigrado no significa que le haya dado la espalda a todo (aunque en parte sí que lo he hecho, cosa que a veces me hace sentir culpable, pero eso ya es otra historia…) Yo sigo la actualidad española de cerca y me pregunto a dónde iremos a parar. Y, mientras tanto, los jóvenes nos seguimos marchando en pos de un futuro mejor. Pero, si todos los cerebros se fugan, ¿qué esperanza le queda al país?
¿Es usted una indignada?
Totalmente, me indigno varias veces días y, concretamente, cada vez que leo la prensa española. Bueno, a veces también me río (por no llorar, se entiende).
¿Hubiese pensado verse en esta situación hace unos años?
Fíjate, no sé si es porque soy de las que ven la botella medio vacía, pero yo siempre tuve la corazonada de que, si quería “medrar”, tendría que irme a España, al menos una temporada. En ese sentido no me sorprendió mi decisión, no.
Cuénteme un sueño recurrente que tenga con la posibilidad de volver a España.
Me gusta esta pregunta porque, de hecho, tengo una visión recurrente en la que estoy en el patio andaluz de mi (futura) casa, sentada en una mecedora. Es una noche de verano y todo huele a jazmines… En fin, dejando a un lado lo onírico, lo que verdaderamente me gustaría es que mi experiencia en el extranjero me posibilitase la vuelta a España en unas condiciones mejores que las que tenía cuando me marché (el patio, ya veremos).
Por último, qué mensaje le gustaría dirigir a la clase política española.
Sé que está muy trillado, pero es que lo resume muy bien… ¡Democracia real ya!
Mi caso tal vez sea distinto en este aspecto al de muchos expatriados, ya que yo me marché aun teniendo trabajo en España… Decidí hacerlo porque las perspectivas laborales que existen en mi sector (traducción y localización) en el extranjero, y concretamente en Irlanda, son bastante mejores que en España. Claro que la idea de vivir en otro país y sumergirme en otra cultura también tuvo que ver.
¿Trabajaba en el momento de tomar la decisión de marcharse?
Sí, a media jornada en una agencia de traducciones, y hacía alguna traducción que otra como autónoma.
¿Le costaba encontrar trabajo “de lo suyo” en España? ¿Eran buenas las condiciones económicas?
El principal problema no era encontrar trabajo (aunque me consta que hay mucha más demanda que oferta, y sé de muchos compañeros que optaron por encauzar su futuro hacia otras profesiones), sino trabajo “de calidad”, es decir; con perspectivas de desarrollo, en una empresa sólida con una filosofía innovadora, donde se valore al trabajador y se le remunere decentemente. Esto era prácticamente una utopía.
¿Cómo está siendo la experiencia de vivir y trabajar fuera?
En general, positiva. Hay muchas cosas que echo de menos, como el cielo luminoso y despejado, que la ropa se seque sola (la secadora se come la ropa), las cafeterías abiertas toda la tarde… Pero me compensa porque trabajo “de lo mío” y con unas condiciones laborales bastante decentes, no sólo en términos salariales sino también en lo tocante a la satisfacción profesional. La cultura empresarial es muy distinta a la de España y creo que tenemos mucho que aprender sobre eso.
¿Considera que las condiciones, tanto laborales como sociales, son mejores en su actual lugar de residencia?
Las laborales sí, sin duda. En cuanto las sociales, no lo creo. En Irlanda queda muchísimo por hacer en este sentido, por un lado, debido a la influencia del neoliberalismo que acecha desde el otro lado del charco y, por otro, no hay que olvidar que Irlanda era prácticamente el tercer mundo hasta hace unos años y arrastra problemas de fondo bastante serios. Ahora, el estar rescatados tampoco ayuda…
¿Echa de menos España? Si las cosas estuvieran mejor ¿se plantearía volver?
Sí que la echo de menos. Y el sentimiento de nostalgia se acrecienta según van pasando los años. Claro que me gustaría regresar, pero no a cualquier precio. Es decir; volver a casa de mis padres y al mileurismo sería un paso atrás. Y no quiero eso. Al menos, no de momento.
Cuánto de culpa cree que tiene España, sus políticos, gobernantes e instituciones de su marcha.
Sinceramente (y me lloverá algún que otro tomate con lo que voy a decir), creo que la culpa es un poco de todos. De los políticos, por su mala gestión del país e interés nulo en tomar medidas efectivas (por ejemplo, cuando se avecinaba la crisis), de la clase empresarial por su afán de dinero rápido y fácil y su falta de visión, apostándolo todo al ladrillo sin apenas innovar ni diversificar en otros ámbitos. Y también es culpa del españolito de a pie por contribuir a todo el tinglado de la especulación inmobiliaria y al endeudamiento como forma de vida aceptable. Ahora bien, la clase política y económica, que es la que se supone tiene poder para atajar estos desmanes, no ha hecho nada por evitar que el barco se fuera a pique. Probablemente porque no interesa. Y así nos va.
¿Se considera inmigrante? ¿Cómo lo valora?
Sí, me considero inmigrante. Pese a que Irlanda me ha dado muchas alegrías y oportunidades y se puede decir que vivo bien, yo no me siento “de aquí”. Mis raíces no están aquí (y de ahí el deseo de volver en un futuro). Yo era de las que creían que por ahí ataban a los perros con longanizas… y al final he acabado un poco con síndrome de Unamuno
¿Vive con cierta frustración la actual situación? ¿Impotencia de luchar contra gigantes inalcanzables?
Claro. El hecho de que haya emigrado no significa que le haya dado la espalda a todo (aunque en parte sí que lo he hecho, cosa que a veces me hace sentir culpable, pero eso ya es otra historia…) Yo sigo la actualidad española de cerca y me pregunto a dónde iremos a parar. Y, mientras tanto, los jóvenes nos seguimos marchando en pos de un futuro mejor. Pero, si todos los cerebros se fugan, ¿qué esperanza le queda al país?
¿Es usted una indignada?
Totalmente, me indigno varias veces días y, concretamente, cada vez que leo la prensa española. Bueno, a veces también me río (por no llorar, se entiende).
¿Hubiese pensado verse en esta situación hace unos años?
Fíjate, no sé si es porque soy de las que ven la botella medio vacía, pero yo siempre tuve la corazonada de que, si quería “medrar”, tendría que irme a España, al menos una temporada. En ese sentido no me sorprendió mi decisión, no.
Cuénteme un sueño recurrente que tenga con la posibilidad de volver a España.
Me gusta esta pregunta porque, de hecho, tengo una visión recurrente en la que estoy en el patio andaluz de mi (futura) casa, sentada en una mecedora. Es una noche de verano y todo huele a jazmines… En fin, dejando a un lado lo onírico, lo que verdaderamente me gustaría es que mi experiencia en el extranjero me posibilitase la vuelta a España en unas condiciones mejores que las que tenía cuando me marché (el patio, ya veremos).
Por último, qué mensaje le gustaría dirigir a la clase política española.
Sé que está muy trillado, pero es que lo resume muy bien… ¡Democracia real ya!